La consciencia del cuerpo
La consciencia del cuerpo es la consciencia de las células, La Madre del yoga integral plantea que dicha consciencia encuentra mucha dificultad para el cambio, ya que se encuentra bajo la influencia de la sugestión colectiva que es completamente opuesta a la transformación. Entonces, uno no solo tiene que luchar contra dicha sugestión colectiva del presente, sino también con aquella que pertenece a la conciencia de la tierra como un todo, esa conciencia humana-terrenal que nació tiempo atrás, en aquel tiempo en que el primer hombre empezaba a tomar forma. Esto tiene que ser superado antes de que las células puedan, de forma espontánea, darse cuenta de la Verdad, de la Eternidad de la materia.
El alma puede transformar la naturaleza humana de nuestro cuerpo, transformar la naturaleza de todo nuestro sistema emocional, para trabajar con la influencia del ser psíquico, es decir con la influencia del alma. Nuestro cuerpo habla mucho; mientras más pensamos en el cuerpo más se activa, mientras más pensamos en nuestra alma esta se volverá más activa. Y cuando la influencia del alma se vuelva más activa y efectiva habrá una mejor influencia en la vida. Sobre este cuerpo Sri Aurobindo dice “Este cuerpo es un símbolo de nuestro ser real. El cuerpo es el soporte del yoga, pero su energía no es inagotable y necesita ser conservada: esta puede ser mantenida por el manejo de la fuerza de energía vital universal pero ese refuerzo también tiene sus límites.
Nosotros podemos hacer un templo de este cuerpo y pedirle a lo Divino que venga a través de él, que lo use y que se manifieste a través de él, que sólo sea su voluntad la que se exprese a través de nuestra mente, nuestras emociones y nuestro cuerpo. En yoga-ásanas hacemos el ejercicio de ofrecernos al ser Superior para estar más abiertos y receptivos, para sentir que es el ser Divino quien respira a través nuestro, que es la Consciencia la que se mueve a través nuestro, que es la Suprema Consciencia viviendo en cada acción, en cada respiro, en cada momento.
La plegaria de las células del cuerpo
Ahora que por el efecto de la Gracia, emergemos lentamente del Inconsciente y nos despertamos a una vida consciente, se eleva en nosotros una oración ardiente:
¡Oh! Señor supremo del Universo, nosotros te imploramos, danos la fuerza y la belleza, la perfección armoniosa, que nos permita llegar a ser tus instrumentos divinos sobre la Tierra.
La Madre
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