Sobre la energía del amor

Aunque los ejercicios psicofísicos nos ayudan a movilizar cristalizaciones y energía estancada a nivel del cuerpo sutil y nos dan la posibilidad de sanar desde nuestro sentir consciente del cuerpo; no es menos importante, el hecho de observarnos todo el tiempo, para estar atentos y alertas acerca de los que creamos, permitimos y mantenemos. De manera que frente a aquello que identificamos como enfermo o doloroso, no dejemos de preguntarnos: ¿qué me quiere decir esto acerca de mi mismo? La forma que estoy entendiendo o juzgando, personas, experiencias, y situaciones. Lo que identifico en el otro habla más de mi como sujeto, que de lo que observo, así que si reconozco que el otro es el espejo de mi corazón, será mejor trabajar sobre aquello que dejo entrar en mi. Se nos desafía a generar en nuestro interior un ambiente puro y una estabilidad emocional con los cuales actuar conscientemente y con compasión. Aquello que guardo, como miedo rencores, dolores, como en un deposito donde arrumo cosas viejas, que en ocasiones ignoro, resisto o resiento, enferma, porque reduce la energía del corazón. Así que entre más vigile lo que pienso, siento y hago, y se cuide la casa de invasores como el rencor, el odio, la envidia, la rabia,  el miedo, mejor porque estaremos en paz para que la energía curativa del amor se manifieste.  Somos responsables de vigilar lo que admitimos en nuestra casa y lo que mantenemos o cambiamos en ella.