BlogMeditación¿Cómo puedo traer más amor y sentido de unidad con la naturaleza sagrada de mis ser, aquí donde estoy?

¿Cómo puedo traer más amor y sentido de unidad con la naturaleza sagrada de mis ser, aquí donde estoy?

Cada experiencia nos trae la oportunidad de aprender mas acerca del amor. Entender que uno mismo y los otros siempre hicieron lo mejor que pudieron con lo que entendían en su momento, reconsiderar los recuerdos emocionales. Escuchar y seguir la propia orientación intuitiva, esa vocecita sutil dentro. Seguir en el proceso de conocer nuestra naturaleza emocional, no en relación con ninguna otra persona, sino en relación con nosotros mismos. Entonces, como dice Caroline Myss “Uno necesita preguntarse: ¿Qué amo? ¿Qué me hace feliz? ¿Qué me gusta? ¿Qué necesito para estar balanceado y equilibrado? ¿Cuáles son mis recursos? ¿Cuáles son mis debilidades? ¿Puedo confiar en mí mismo?¿Por qué hago las cosas que hago? ¿Qué me hace necesitar la atención y aprobación de los demás? ¿Soy lo suficientemente fuerte para intimar con otra persona y, aun así, respetar mis necesidades emocionales?».

Continuando con la idea que nuestra conciencia sobre la salud, la curación y las causas de la enfermedad tienen relación directa con las emociones asociadas al amor. No podemos llegar a comprender la salud y la enfermedad sin tener en cuenta la integración entre los procesos no visibles, espirituales, y los aspectos sensibles observables que parecen menos sanos. Lo que llamamos enfermedad es la ruptura de un equilibrio que externamente se manifiesta en síntomas, que de alguna manera están acordes a un nuevo equilibrio que logra el organismo o las personas, como producto de experiencias, emociones o eventos que desequilibran y que se observan en relación a otros procesos previos. En esta misma línea, desde una mirada occidental podemos citar Dahlke Rudige, médico alemán, especialista en medicina natural y psicoterapia, quien en su libro La enfermedad como camino, dice que la enfermedad significa, la pérdida de una armonía o, también, el trastorno de un orden hasta ahora equilibrado, cuando en realidad, la enfermedad es la instauración de un equilibrio.

Cuando las funciones corporales se conjugan de un modo determinado se produce un modelo que nos parece armonioso lo llamamos salud. Si una de las funciones se perturba la armonía del conjunto se rompe y entonces hablamos de enfermedad. Surge entonces lo que desde el modelo sistémico hemos identificado como autopoiesis es una clase de dinámica de auto-organización, y la persona empieza una forma de lucha contra el síntoma, en lugar de hacer la pausa necesaria para interiorizarse y encontrar el sentido de la nueva experiencia. Para lo cual se necesita, confianza, paciencia y amabilidad consigo mismo.

La enfermedad y la salud como parte de un continúo, son parte de un movimiento constante, hacen parte de una homeostasis que como el péndulo oscila entre idas y venidas. De igual forma, los procesos del amor abarcan diferentes matices que integran y equilibran movimientos y momentos de la vida, uniendo e integrando eventos presentes y pasados, pensamientos y emociones, historia personales y colectivas, realizaciones conscientes y potencias inconscientes, biología y espíritu. Toda manifestación es solo la parte de procesos más complejos y amplios de aquello visible en lo que centramos la atención.

Si entendemos la dimensión espiritual como una forma de autoconocimiento y descubrimiento del ser, nos damos cuenta que el amor presente esta queriendo sanar desde siempre y si puedo reconocer el amor en cada situación me puedo abrir a la sanación. Dado que si no juzgo, acepto, y si no enmarco lo ocurrido entre la dualidad de lo bueno y lo malo, sino como una invitación a volver sobre la experiencia para verla, para leerla, para mirarme, me abro a reconocer quien soy desde la conciencia, desde ese aspecto luminoso y posibilitador. Y si me conecto con la fuente de donde emana la vida, cambia la forma en que entiendo y me relaciono con las condiciones que atravieso. Integrar el suceso doloroso a mi historia con conciencia, se vuelve fundamental en el proceso de sanar. Un proceso que se puede ejemplificar en el abrazo amoroso que se da al amado, a sí mismo y a la vida entera.

Siguiendo el curso de esta idea, el primer paso para sanar es abrir las puertas hacia nuestro mundo interior, identificar lo que hemos estado pensando, sintiendo, haciendo, y lo que no, no para juzgarlo, sino para aceptar el fluido de la vida, aceptar y conectarnos con la sabiduría de ese amor original que somos. Esto requiere apertura, receptividad y entender que nuestra vida tiene un propósito en el desarrollo del alma y en la evolución espiritual de la humanidad. El alma, vista desde el  sistema yóguico lleva ese fuego divino capaz de despertar ese bhakti o sentimiento amoroso devocional y ese ananda.  El amor es espiritualidad, el amor es un sentimiento del corazón y por lo tanto si queremos la salud deberíamos buscar la verdad mas cercana a nuestro corazón y seguirla como nuestra naturaleza más sabia, en cada momento. Desde la espiritualidad se puede manifestar como una inclinación que puede tener como objeto una búsqueda trascendental, Dios, o un sentimiento universal, y según el momento y la experiencia de cada persona puede estar asociado a otras personas, a una acción o en algún desconocido que necesita nuestra ayuda​- .

“Una enfermedad de el cuerpo es siempre la expresión externa y traducción de un desorden, una desarmonía en el ser interno; hasta que este desorden interno sea curado, la cura externa no puede ser total ni permanente.”

La Madre

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